miércoles, 19 de diciembre de 2012

‘El precio humano’ en la ecuación capitalista / ‘Human Price’ in the Capitalist Equation (Op-Ed)


-Exclente nota de Adrian Salbuchi, la publicamos en ingles y en castellano, 
para nuestros lectores del mundo.

El 24 de noviembre pasado se produjo un horrible incendio en un taller de trabajo esclavo de 9 pisos en Daca, en Bangladesh, perteneciente a Tazreen Fashions Ltd., que mató a 117 e hirió a 200 de sus 1.600 trabajadores que fabricaban indumentaria para marcas globales de gran prestigio como Wal-Mart, C&A, Disney, Sears y otras. Esta tragedia mostró una vez más cómo las empresas multinacionales se benefician del sistema de explotación y expoliación laboral cuasi-esclavista que impera en parte del Tercer Mundo, motivadas por un total desprecio por la vida, dignidad y justicia humanas.


Pero Tazreen es apenas el primer eslabón en la cadena global proveedora de indumentaria ‘hecha en Bangladesh’ para negocios en Europa y Estados Unidos. Claramente, esta fábrica no era un lugar de trabajo seguro y su preparación para emergencias debido a incendios era lamentable. Este incendio se inició en una pila de géneros y elementos altamente inflamables almacenados ilegalmente en la planta baja al lado de unos generadores eléctricos.

Extinguido el incendio, la avaricia capitalista siguió su marcha como si nada. Lo que ocurre es que Bangladesh ha crecido hasta transformarse en el segundo mayor exportador de indumentaria del mundo, detrás de China que ha dejado de ser el lugar más barato para fabricar. Muchas de las víctimas del incendio de la fábrica de Tazreen eran jóvenes mujeres de zonas rurales, algunas de las cuales ganaban apenas 45 dólares estadounidenses mensuales en lo que se ha transformado en un negocio de exportación de 19.000 millones de dólares para ese empobrecido país. Efectivamente, hoy Bangladesh tiene el dudoso mérito de encabezar el ‘ranking’ de países con los peores sueldos para obreros de la industria de la indumentaria mundial.
Un artículo publicado el 7 de diciembre pasado en el diario neoyorquino ‘The New York Times’ comenta que los trabajadores muertos en este evento reflejan “la brutal desconexión que existe entre las marcas globales de indumentaria, el sistema de monitoreo utilizado para proteger a los obreros y las fábricas que concretamente satisfacen los pedidos de ropa. Tras este incendio, multinacionales como Wal-Mart, Sears y otros minoristas hicieron la misma sorprendente confesión: dijeron que desconocían que Tazreen Fashions era el fabricante de sus prendas de vestir”.
“¡No sabíamos!”, dijeron… Magro consuelo para los centenares de muertos y heridos…
La verdad es que la larga cadena que va desde los talleres de trabajo esclavo en Daca hasta los elegantes negocios de ventas de C&A, Sears y otros en ciudades de EE.UU. y Europa, tiene muchos, muchos eslabones; a veces, más que una cadena de proveedores se parece a un nudo gordiano imposible de desentrañar.
Los muchos intermediarios, contratistas, subcontratistas, tercerizados y subtercerizados sirven una amplia gama de funciones. Algunas son financieras, por ejemplo, utilizar a países con esquemas de trabajo esclavista a precios infrahumanos para maximizar sus ganancias; otras son de índole legal: sirven para asegurar que existan muros de contención y aisladores de seguridad entre los altos funcionarios y la responsabilidad civil corporativa de C&A, Wal-Mart, Sears y otros en un extremo de esa cadena y alguna joven mujer de 19 años cuya vida acaba de apagarse en un voraz incendio en Bangladesh, en el otro extremo.
Y si finalmente a alguien hay que hacer “responsable” por alguna tragedia de este tipo, más que seguro que será a algún intermediario menor, a cinco o diez eslabones de distancia de las sensibilidades de C&A o Wal-Mar o Sears.
En su artículo, el ‘New York Times’ también nos recuerda que “las grandes marcas exigen que las fábricas sean inspeccionadas por auditores acreditados para que esas marcas puedan controlar el nivel de calidad del producto. Tazreen Fashions era una de las muchas fábricas de indumentaria que existen en las zonas marginales de este sistema. A los jefes de las fábricas se los ha culpado por incurrir en diversas violaciones durante las inspecciones realizadas en nombre de Wal-Mart. Sin embargo Tazreen Fashions siguió recibiendo órdenes de producción que se filtraban a través de los recovecos de este sistema, entregando productos a bajísimos costos y con la gran rapidez que los compradores y consumidores occidentales exigen. El minorista europeo C&A confirmó haber hecho un pedido de 220.000 suéteres de esta misma fábrica. Sin embargo, gran parte de las órdenes de esta fábrica provenían de redes opacas de subcontratos con proveedores o casas adquirentes locales”.
El mismo diario lo cita a Richard M. Locke, sub-rector de la Facultad Sloan de Administración en M.I.T., quien observó: “Como consumidores, nos gusta poder comprar año tras año crecientes cantidades de bienes, a un precio cada vez más barato. Alguien debe soportar el costo de ello y nosotros simplemente no queremos enterarnos de quiénes son. Quienes pagan ese costo estaban en ese incendio”. No son palabras exactamente reconfortantes para las familias de las trabajadoras muertas. Sin embargo, las mismas revelan de manera muy cándida el hecho de que cuando se habla de la consabida “democracia de mercado libre” occidental, en realidad se trata de explotación y no de democracia y de avaricia y no de derechos humanos.

El Precio Humano
Precisamente, cuando se producen catástrofes como esta, las máscaras del Capitalismo Avaro se caen, y entonces vemos asomarse sus espantosas cabezas de Medusa que, amenazantes, miran gélidas y sin pestañear al mundo entero, como ya ocurrió en 1984 cuando la planta química de Union Carbide envenenó a miles de personas en Bhopal, en la India.
Naturalmente, los multimedios occidentales ayudan a las superestructuras corporativas con sus hipócritas rasgadas de vestiduras, “¡Qué tragedia…!”; “¡Qué inhumano lo ocurrido…!”; “¿Por qué nadie hizo nada para evitarlo?”. Durante un par de días, al menos, derramando un par de lágrimas de cocodrilo. Pero ellos bien saben –y nosotros bien sabemos– que la verdad pasa por otros carriles.
Pues dado que eventos espantosos como estos siempre ocurren en lugares lejanos como Bangladesh y la India, y como estas condiciones de trabajo esclavo son normales en “mercados subdesarrollados” en México, África, India y el Sudeste Asiático, a Occidente en realidad le importa un bledo.
Por supuesto que esos trabajadores-víctimas tienen poca o ninguna protección legal y de seguridad social; tampoco tienen fondos de pensiones, ni seguro de accidentes del trabajo, ni beneficios de salud, ni hay seguros de responsabilidad civil patronal que los protejan, pero como se trata de oscuras multitudes con nombres imposibles de pronunciar que viven en esos espantosos y lejanos países, es muy fácil ignorarlas.
Están totalmente solos. En términos prácticos, son propiedad de un monstruo grande que pisa fuerte llamado ‘Mercado Laboral’ que es el que manda; todo en nombre de la ‘oferta y la demanda’.
Ese mismo Mercado premia a la alta gerencia de C&A y a los ‘traders’ de Goldman Sachs y a los accionistas de Wal-Mart con decenas y cientos de millones de dólares en dividendos, bonos y salarios en la parte más alta de esa cadena, al tiempo que se sale con las suyas tirándole a cientos de millones de trabajadores superpobres 45 -quizás 50- dólares mensuales como ‘salario’.
Elocuentemente, el artículo del ‘Times’ lleva como subtítulo ‘“El Precio Humano’ que, más de lo que sus redactores imaginan, puede ayudarnos a poner esta tragedia humana en su correcta perspectiva.
Efectivamente: los medios occidentales debieran empezar a informar del ‘Precio Humano’ en números concretos; igual que hacen con las bolsas de Nueva York, Londres y Frankfurt o con el precio del barril de petróleo o con el valor del oro y la plata. Conceptualmente el guarismo que más se acercaría para medir ‘el Precio Humano’ es el del Mercado de Cambios que cotiza las monedas nacionales de todos los países.
De manera que aquí va una idea: de la misma forma como, día a día, CNN, Bloomberg, Fox, BBC y todos los multimedios occidentales nos taladran el cerebro informándonos cuántos euros, yenes, pesos mexicanos o rupias se necesitan para comprar un dólar estadounidense y viceversa, ¿no ayudarían a promover una visión más honesta de la ‘democracia capitalista’ si empezaran a cotizar las ‘tasas de cambio’ del ‘Mercado Humano’?
O sea, ¿cuánto valen realmente los ciudadanos de los diferentes países y regiones del mundo desde el punto de vista del Capitalismo Avaro; desde la óptica de su ‘Weltanschauung’, su cosmovisión, por así decirlo?
A modo de ejemplo, todos sabemos muy bien que ‘un Ciudadano Estadounidense’ tiene uno de los valores más altos entre los ciudadanos del mundo; que Estados Unidos está siempre presto a invadir a países enteros para “proteger a sus ciudadanos estadounidenses”.
Los ciudadanos británicos, europeos e israelíes también son ‘HAV’ (o sea, ‘Humanos de Alto Valor’).
Seamos honestos. Las constituciones nacionales de la mayoría de los países occidentales contienen declaraciones poéticas acerca de que “todos los hombres son libres, iguales y fraternales” y que tienen “determinados derechos humanos inalienables”, etc. etc., todo lo cual suena muy lindo, pero cuando la realidad golpea, las cosas se ven muy, muy diferentes.
Así que, hagamos un rápido ejercicio, comenzando por la ‘tasa de cambio’ de un ‘Ciudadano Estadounidense’, para luego proyectar el valor de los ciudadanos de cada uno de los ciento noventa y tantos países del mundo. Por ejemplo:
· 1 Ciudadano Estadounidense = 2 Británicos o 4 Canadienses (suena más o menos correcto…);
· 1 Ciudadano Estadounidense = 10 Alemanes (y bueno… ¡perdieron la Guerra!);
· 1 Ciudadano Estadounidense = 100 Egipcios; o 1.000 Mexicanos; o 10.000 Iraquíes, o ¡¡Dios sabe cuántos libios, sirios o iraníes (cientos de miles, seguramente…)!!
Semejante tabla de “tasas de cambio” subiría y bajaría a diario, según el buen o mal humor imperante en la Casa Blanca, el Congreso y AIPAC en ese día en particular.
También tendríamos: un Ciudadano Israelí o, mejor aún, “un Bi-Ciudadano con Doble-Nacionalidad Estadounidense-Israelí”, ¡seguramente valdría 10 ciudadanos estadounidenses o más!
En la escala del ‘Precio Humano’ los israelíes son el número uno. Ellos son, por así decirlo, el oro y el platino del mundo.
Pues los israelíes tienen, de lejos, el valor más alto de todos los ciudadanos del planeta. Esto quizás se deba al imperio de la “ley de la oferta y la demanda”, ya que hay apenas 7.000.000 de israelíes en un mundo con 7.000.000.000 de seres humanos; ¡apenas el 0,01% de la población mundial!
En realidad, en términos numéricos los israelíes son tan pero tan escasos que uno esperaría muy, muy rara vez siquiera oír hablar de Israel o de los israelíes, y sin embargo…
Disculpen, mis Homeros Norteamericanos: ustedes decididamente NO son número uno. 1 Israelí = 10 Estadounidenses, como mínimo…
La verdad es que bajo la ‘democracia de las corporaciones’ impuesta por Estados Unidos, el Reino Unido e Israel, “todos los hombres son iguales” mas –como nos recuerda George Orwell en su libro ‘Rebelión en la Granja’– “algunos hombres son mucho más iguales que otros”.
Así que prueben a preguntarles a C&A, Wal-Mart, Sears o Disney: “¿Cuánto vale una joven mujer rural de Bangladesh que trabaja 12 horas por día, 7 días a la semana para cumplir con las cuotas de entrega de sus pedidos de indumentaria?”. La respuesta obvia será: “45 dólares por mes, tómelo o déjelo”. “¡Pero, si eso es apenas el 1% de lo que ella ‘valdría’ si trabajara en Nueva York, Chicago o Londres!”.
Se me acaba de ocurrir un último pensamiento. ¿Podrá alguno de nuestros lectores de RT decirnos cuál sería la ‘tasa de cambio’ entre un ‘Ciudadano Israelí’ y un ‘Ente Humano del No-Estado-Observador-No-Miembro Palestino’? Hmm… mi calculadora acaba de quedarse muerta…

Adrian Salbuchi para RT

The human price of a recent fire at a Bangladeshi factory was over a hundred lives, reminding the world that for “western free-market democracy,” the words “human price” have another, very direct meaning.
On November 24, a horrific flash fire broke out in a 9-floor sweatshop in Dakha, Bangladesh, belonging to Tazreen Fashions Ltd., killing 117 and injuring 200 of its 1600 workers manufacturing garments for prestigious global brands like Wal-Mart, C&A, Sears and others. This tragedy shows yet again just how much multinational companies profit from the Third World’s quasi-slave labor exploitation system, marked by a total disdain for human life, dignity and justice.
But Tazreen was just the first link in the global supply chain delivering clothes “Made in Bangladesh” to stores in Europe and the US. Clearly, the factory was not a safe place to work and its fire safety readiness was appalling. The fire broke out in mounds of highly flammable yarn and fabric illegally stored on the ground floor near electrical generators.
Once the fire was put out, capitalist profit greed carried on in its “business-as-usual” mode. You see, Bangladesh has grown to become the world’s second largest apparel exporter after China, which is no longer the cheapest place to manufacture. Many of the Tazreen factory’s victims were rural young women earning as little as $ 45 a month in what has become a 19 billion dollar export industry for the impoverished country. Bangladesh dubiously ranks as global leader in paying its garment workers the very lowest wages in the world.
In an article published on December 7, The New York Times newspaper reported that the dead workers show a “glaring disconnect among global clothing brands, the monitoring system used to protect workers and the factories actually filling the orders. After the fire, Wal-Mart, Sears and other retailers made the same startling admission: They say they did not know that Tazreen Fashions was making their clothing.
We didn’t know!”, is certainly a line that rings a bell…
Bangladeshi fire-men extinguish a fire in the nine-storey Tazreen Fashion plant in Savar, about 30 kilometres north of Dhaka on November 25, 2012.(AFP Photo / Stringer)
The truth is that the long chain running from the sweatshops of Dahka to C&A and Sears outlet stores in the US and European cities has many, many links; more than just a supply-chain, it often looks like a Gordian Knot.
The many middle-men, contractors, sub-contractors, distributors, suppliers, outsourcers and sub-outsourcers serve many purposes. Some are financial, such as using dirt cheap slave labour countries. Others are legal, to ensure that reasonable safety buffers are always in place between C&A’s and Wal-Mart’s top-brass and corporate legal liability at one end of that chain, and some 19 year old working woman whose life was just snuffed out in a blaze in cheery Bangladesh, at the other end.
If anybody will finally be made “responsible”, it’ll surely be some scapegoat middle-man five, maybe ten, links down the supply-and-demand chain, as far away from C&A’s and Wal-Mart’s and Sears’ sensitivities as possible.
The New York Times adds, “Big brands demand that factories be inspected by accredited auditing firms so that the brands can control quality… Tazreen Fashions was one of many clothing factories that exist on the margins of this system. Factory bosses had been faulted for violations during inspections conducted on behalf of Wal-Mart… Yet Tazreen Fashions received orders anyway, slipping through the gaps in the system by delivering the low costs and quick turnarounds that buyers and consumers demand. C&A, the European retailer, has confirmed ordering 220,000 sweaters from the factory. But much of the factory’s business came through opaque networks of subcontracts with suppliers or local buying houses.
They also quote Richard M. Locke, deputy dean of M.I.T.’s Sloan School of Management saying, “We as consumers like to be able to buy ever-greater quantities of ever-cheaper goods, every year… Somebody is bearing the cost of it, and we don’t want to know about it. The people bearing the cost were in this fire.” Not great comfort for the dead workers’ families, I suppose… But it is a revealing definition that exploitation, not democracy; that greed, not human rights is what really drives “Western free-market democracy”.
A Bangladeshi woman mourns as she holds the body of a relative who died in a fire in the nine-storey Tazreen Fashion plant in Savar, about 30 kilometres north of Dhaka on November 25, 2012.(AFP Photo / Stringer)
The Human Price
It’s when catastrophes like these occur that the masks of Greed Capitalism fall and its multiple ugly Medusa-like heads stare threateningly at the whole world. The same thing happened in 1984 with the chemical mass poisoning by Union Carbide’s Bhopal plant in India.
Naturally, the global media help with the Corporate Over-world’s damage control with the usual “What a tragedy!”, “Oh, the humanity!”, and “Why didn’t anybody prevent this?” type commentary for the requisite number of days, shedding an alligator’s tear or two. However, they know – we all know – what the truth really is.
Because these dreadful events happen in far-off lands like Bangladesh and India, and since inhuman sweatshop conditions are the norm in “underdeveloped markets” like Mexico, Africa, India and South East Asia, it doesn’t really mean much to the West. Sure, the workers who are its victims have little or no legal or social security protection, pension funds, workers compensation insurance, health benefits or employer liability insurance protecting them. But then again, they are swarthy folk with impossible to pronounce names living in those ghastly lands.
They’re all on their own, because they are “owned” by a Behemoth “labour market” that calls the shots, all in the name of “supply-and-demand.” That same market awards a C&A CEO or Goldman Sachs trader or Wal-Mart shareholder tens, even hundreds of millions of dollars in dividends, bonuses and salaries at the top end of the chain, then gets away with paying hundreds of millions of super-poor workers $45, maybe $50 a month as “salary”.
Interestingly, the Times’ article carried as a subtitle, “The Human Price” which, more than they can imagine, can actually help put things in their proper perspective.
Perhaps the western media should start quoting “The Human Price” in nitty-gritty real numbers, just as they quote the New York, London and Frankfurt stock exchanges, or the cost of a barrel of Brent oil, or gold and silver prices. Conceptually, the closest applicable metric to measure “The Human Price” are the Foreign Exchange markets quoting national currencies.
So here’s an idea: just as every day CNN, Bloomberg, Fox, BBC and all the western global mainstream media hammer into our brains how many Euros, Yens, Mexican Pesos or Indian Pounds it takes to buy One US Dollar and vice versa, wouldn’t it help promote a more honest view of “capitalist democracy” if they began quoting the ”exchange rates” in the “Human Market”?
Just how much are the citizens of different countries and regions really worth from the viewpoint of Greed Capitalism’s Weltanschauung – its world view, so to speak?
For instance, we all know quite well that “a US Citizen” has one of the very highest values of all of the world’s citizens; that the United States stands ever ready to invade entire countries “to protect American citizens.” British, European Union and Israeli citizens are also “HVH’s” (High Value Humans).
Now, let’s be honest. Most Western countries’ constitutions poetically state that “all men are created equal”, and have certain “inalienable rights”, etc., etc., which may look nice on paper… but when reality hits, things look mighty different!
So, let’s begin with the Value of ‘One US Citizen’ and then work our way through the values of citizens of our planet’s one hundred and ninety odd nations, to see what “rates of exchange” we get. Let’s try out a few:
One US Citizen = 2 Brits; or 4 Canadians (sounds just about right);
One US Citizen = 10 Germans (Yep! Germany lost the War);
One US Citizen = 100 Egyptians; or 1,000 Mexicans; or 10,000 Iraqis, or God only knows how many Libyans, Syrians or Iranians (hundreds of thousands, surely!)
Such a rating scale could go up or down depending on how angry the White House, Congress and AIPAC are on a particular day.
Then there would be: One Israeli Citizen or, better still, “One US-Israeli Dual Nationality Bi-Citizen” would probably be worth 10 or more US Citizens.
On “The Human Price” scale, Israeli’s are tops! They are Gold; Platinum, even.
Israelis have the absolutely highest value of them all. Maybe that’s because of “supply-and-demand”; I mean there are less than 7 million Israelis out of a total global population of 7 billion; that’s 0.01per cent of mankind!
In numbers they are so, so very scarce that one would expect to never ever even hear about Israel and the Israelis, and yet…
Sorry, Americans: you guys are definitely NOT tops…
One Israeli = 10 Americans at least…
The point is that under US/UK/Israeli “Corporate democracy”, “all men are equal” but – as George Orwell aptly observed in “Animal Farm” – “some men are much more equal than others…”.
So try asking C&A, Wal-Mart, Sears how much a Bangladeshi rural young woman working 12-hour-a-day-7-days-a-week shifts to meet those huge garment orders is worth. The obvious reply will be: 45 bucks a month, take it or leave it! Why, that’s about 1% of what she’d be “worth” if she were working in New York, Chicago or London!
One final rather sobering thought just went through my mind: can any of you RT readers imagine what the “Rate of Exchange” would be between One Israeli Citizen and One Palestinian “Non-Member, Observer Non-State” Living Entity? Oh dear, my calculator just went dead…!
Adrian Salbuchi

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