En un humilde pero solemne acto que inició a las 11 horas de la mañana del domingo, ciudadanos de diversas edades se dieron encuentro en la Universidad Central de Venezuela, uno de los grandes símbolos de la brillante maquinaria de desarrollo impulsada por el gobierno del Nuevo Ideal Nacional. Atendiendo al llamado de la Organización de Estudiantes Nacionalistas - ORDEN, el compás de una marcha rendía tributo a los estandartes enarbolados: la sagrada bandera de Venezuela y el rostro alegórico del General.
Bajo un clima de camaradería, emoción y un brío claramente positivo, se inició el acto para quienes marchaban en las inmediaciones de la Plaza Cubierta de la UCV, en donde siguiendo los lineamientos dictados por todo protocolo se procedió a un acto inaugural que incluía la entonación del Himno Nacional y el recitado del discurso de toma de posesión de Pérez Jiménez, dado exactamente hace 60 años.
Tal discurso profético, que vendría a sentar las bases de una institución gubernamental no sólo socialmente útil sino moralmente íntegra fue el elemento de partida para aquella remembranza que prosiguió hasta otro de los grandes símbolos de la excelencia alabada: el Hospital Universitario. Dicha edificación fue entregada a la ciudadanía venezolana el 2 de Diciembre de 1953, es decir, a tan sólo un año de haber tomado las riendas del poder la vanguardia nacionalista; demostrando con hechos lo beneficioso y eficaz que resulta tener un gobierno defensor de los intereses nacionales por sobre los partidistas. De forma respetuosa y cívica se rindió homenaje en tal locación, teniendo en cuenta la debida presencia que debe mantenerse ante aquellos que por sus condiciones de salud hacen vida en el recinto.
Pero la marcial alegría no decayó, a los cantos y gritos de <<¡Viva el Nacionalismo!>> y <<¡Viva Venezuela!>> la Organización se abrió paso a través del Sistema de la Nacionalidad hasta la Plaza los Símbolos, en donde la contraprestación de ciudadanos y mensaje se hizo mayor. El rostro severo pero juicioso del General puso en sobreaviso a más de uno que, por su baja calidad moral, derrochó ira y miradas amenazantes. Caso contrario el de los ciudadanos patriotas, esos mismos que día a día luchan por un mejor futuro, alejado de la sumisión partidocrática y déspota de los poderes sistemáticos. En ellos se denotó sorpresa, alegría y hasta un sano reto que influyó a modo de retribución a quienes participaron de la actividad.
Más de un hombre, mujer y niño supo reconocer aquella figura histórica, más de un hombre, mujer y niño observó con fulgor en los ojos la esperanza de un país que juega sus cartas en la juventud.
El cierre de nuestra caminata marcial tuvo lugar de manera excelsa en aquél templo de los valores nacionales llamado los Próceres, obra cúlmine y magnánima de espíritus con verdadero amor por la tradición y la historia nacional. Desde lo alto, el terso rostro de los padres fundadores juzgaba. La sólida roca cuya aspereza no tiene comparación a no ser de las adversidades tremebundas de cada batalla inscrita en su superficie, sería el justo testigo a tan solemne actividad. Aquellos monolitos que en silencio presenciaron las más sublimes demostraciones de poder bélico y gesta patriótica durante el Nuevo Ideal Nacional, presenciaron el furor nacionalista emanado por la férrea voluntad de quien osa proclamar la verdad en una sociedad cimentada en la mentira.
Una participación activa, voluntariosa, fue la muestra máxima del resurgir del nacionalismo venezolano, que evoluciona y se construye mediante la acción de calle y el debate de las ideas.
Es importante recalcar que esta Organización no es personalista, ni enarbola ciegamente el estandarte de Marcos Pérez Jiménez. Siendo que nuestra ideología es el nacionalismo, entendemos la necesidad de rendir honor a quien honor merece.
Nuestra cruzada será entonces, causal del más grato renacer patriótico del que será testigo Venezuela. Las proclamas que con orgullo promulgamos no tienen como fin el retorno del pasado, sino el avance hacia el futuro.
No pretenden inquietar a los muertos, sino despertar a los vivos, quienes deben asumir el peso histórico que ésta generación lleva sobre sus hombros, derrotando al letargo comenzado el 23 de Enero de 1958. La nostalgia es incapaz para encaminar por la senda de la victoria a tan noble empresa, menester es evolucionar y luchar.
No esperamos de nuestros miembros una entrega ciega a un hombre sino más bien, y como debe ser, a una idea, idea que se traduce en la conformación de una estructura del pensamiento nacionalista vasta y bien fundamentada. El Nuevo Ideal Nacional es carta fundacional, piedra angular que combina simbióticamente espíritu y cuerpo, esfuerzo físico y entrenamiento moral, sabiduría y voluntad. La actividad del 2 de Diciembre tuvo por demás un fin simbólico, siendo labor personal encontrar espíritus de llama patriótica, es también nuestro deber orientarlos.
¡Que viva el General! Pero por encima de todo: ¡Que vivan las ideas de todos los grandes hombres y mujeres que, a pesar de no haber sobrevivido al yugo histórico del olvido, contribuyeron con sangre, sudor y lágrimas a la construcción de un país posible, de un país glorioso! ¡Por sus sacrificios y vicisitudes!
Por todo aquél quien hoy está comprometido a recuperar lo que nos pertenece: Las más alta cumbre y el más alto honor entre las naciones.
¡Que viva Venezuela y que VIVA siempre!
Patria, Honor y Libertad
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