lunes, 15 de abril de 2013

Alacrán enamorado - Critica de Jordi Garriga



TdE/Un “Alacrán enamorado” con poco veneno.

Por Jordi Garriga

Se suele decir que los actos delatan el verdadero carácter de las personas, y que del mismo modo todo lo que hacemos es un reflejo de nosotros mismos. En el caso de esta película, creo que se ajusta perfectamente a esta constatación. Es una película progre para progres. Pero para progres muy desesperados.

Desde los primeros minutos ya sabes que es una película muy mediocre. Los contínuos saltos de escena, y la falta total de ritmo auguran una sesión bastante tediosa.

“Alacrán enamorado” es una película basada en el libro homónimo de Carlos Bardem (si, el hermano de Javier Bardem) En el film se pretende retratar a un joven de barrio miembro de una banda de nazis malotes que hacen cosas feas. Este chico adora el boxeo y en el gimnasio trata con miembros de la etnia subsahariana, y se enamora de una chica medio subsahariana. Y a partir de allí inicia un itinerario de redención, etc, etc… Una historia de moral progre.

Al principio de la película aparece Javier Bardem como el líder trajeado de los chicos rapados, haciendo un discurso en el que se notan los apuntes que el guionista realizó en sus visitas a las webs del “Área”. Luego, títulos de crédito con filtro rojo donde el grupo de chicos malsanos destruyen un locutorio telefónico. A partir de ahí, el aburrimiento. Aderezado, eso sí, con escenas de sexo interracial y un buen repertorio de tacos.

A nivel artístico, visual, interpretativo… la película está muy por debajo de la media. Es cine español subvencionado de la peor especie. Los personajes no comunican nada, no contienen nada. Julián, el protagonista de la historia, lleno de tatuajes “88”, “ACAB”, cruces diversas… ignoro si realmente tiene ideas políticas, ya que desde el minuto 1 se le ve desmarcado del resto, y nada nos indica el motivo. Julián viene de un entorno familiar desestructurado, que como todos sabemos es lo ideal para que salgan nazis por doquier. Impagable y surrealista la escena de la ducha, cuando el protagonista, duchándose con su amada, agrede repentinamente a un compañero de piso de la antedicha, y ésta le recrimina a él que ha sido porque “era negrata” (adjetivo que nadie usa desde los años 80). Por un lado, él parece ser solo “racista” en esa escena, por otro, ella defiende a su “compañero racial” a pesar de que las razas no existen según los progres. O cuando ella le dice a él que quiere tener mulatos… ¡si las razas no existen!

El líder encarnado por Javier Bardem se halla investido con todos los atributos del buen político populista: bien vestido, bien hablado, amable… Usa a los jóvenes como un pequeño ejército para defender a los pequeño-burgueses asustados ante tanto inmigrante bajo su casa. Mafioso, vaya. Y lacayo de los capitalistas, por supuesto. Crea una entidad llamada… ¡Ezra Pound Fundación! Pero en la película no explican nada acerca de ese nombre. Y como los progres no entienden que alguien pueda hacer cosas sin interés de ningún tipo, hacen que este personaje no sea más que un negociante que vive de los donativos de los pobres burgueses atemorizados. Como no, cree el ladrón que todos son de su condición.

Y los buenos de la película… Los buenos están a la altura de la moral progre: el entrenador de boxeo del protagonista es un ex boxeador alcohólico fracasado que vive en un cuartucho lleno de porquería. El dueño del gimnasio es un rastas. Los subsaharianos son bellísimas personas todos ellos. La mulata tiene rasgos y cuerpo de europea, curiosamente.

Uno de los secundarios principales, armado con unas excelentes patillas y con un vestuario skin realmente bien escogido, ataca a esta mulata y le da una paliza. Lo curioso del caso, y surrealista, es que se presenta hablándola en ¡alemán!

Los despropósitos son una constante. Y lo peor de todo es la sensación de que es un cortometraje extendido, con multitud de escenas de relleno, cambios de ritmo brutales y muchas situaciones mal explicadas. Y cuando llegas al final de la película, te preguntas qué historia han querido contarte realmente. Y aún estoy haciéndomela.

Fuente: Tribuna de Europa

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