30.8.2013 / S.V.
Desde Chile:
Parece increíble que a estas alturas del siglo XXI y de la historia
estemos presenciando sucesos de este tipo, en que una potencia mundial
por el solo hecho de serlo planee intervenir militarmente en el
territorio soberano de otra nación con el fin de subyugarlo y
convertirlo en su nuevo títere, como lo ha hecho muchas otras veces,
incluyendo a nuestro largo y angosto Chile.
Ya lo dijo alguien por allá por la década de 1920: las sociedades
internacionales no cumplen su tan alumbrado propósito de mantener la paz
mundial y velar por la primacía del diálogo. A fin de cuentas, todo se
trata de asegurar el reparto total de las riquezas de las naciones entre
aquellos que barajan el poder tras bambalinas, y con esto no hago
referencia a tal o cual Estado, sencillamente porque las transnacionales
no conocen de patrias.
A la vista de que es casi inminente que en los próximos días se
emprenda una campaña militar en contra de Siria, es triste que incluso
la nueva clase de jóvenes supuestamente informados y críticos (más bien,
pendejos saturados con información de Internet que con suerte tomaron
su primer tratado político el año 2011 para no sentirse excluidos de las
masivas manifestaciones) no puedan balbucear más que unas cuantas
frases relativas al maligno imperialismo yankee, sin siquiera vislumbrar
las causas de fondo de tan evidente atropello a la sana convivencia
entre los pueblos. Porque, y todos deben saberlo bien, más que un
ejemplo de la eterna prepotencia del gigante del norte hay causas más
hondas que es necesario comprender a cabalidad para no caer en
infantilismos. No solo en este caso concurren motivos de índole
geopolítica, particularmente tendientes a ampliar la dominación
talasocrática de las potencias atlantistas con centro de operaciones en
Tel-Aviv, sino que se trata de subsumir a Estados con un sistema de
gobierno que difiera de la visión democrática y liberal occidental, como
lo fue en el caso de Libia con el Coronel Gadaffi. Y es quizás porque
este tipo de regímenes no coinciden con el ideario abstracto del flower
power que no reciben defensa de parte de masas histéricas.
Esperemos que esta intervención del oeste, provechosa o desastrosa
para sus orquestadores, sea el fin de la predominancia de los valores
occidentales para dar paso a un mundo multipolar, donde los pueblos
libres puedan construir su destino de acuerdo a su carácter y
necesidades, sin ser serviles al capital y la banca internacional.
Fuente: http://fni.cl/contrasusmentiras/keep-on-rotting-on-the-free-world
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